Siempre me ha gustado escuchar y charlar con los ancianos, ellos que de
haber vivido tantas cosas, de tener esa experiencia de la vida nos pueden
hablar de ella sabiendo de lo que hablan. Escuchando así a los maestros retirados,
todos se ponen de acuerdo diciendo como de una misma voz que para ser “alguien
en este mundo de los toros, siempre hay que ser un hombre antes de ser un
torero”. Esta máxima tan sencilla no solo debería aplicarse a los toreros sino
a todo el mundo.
Cuando uno quiere llegar donde sea nunca debe olvidar de donde
viene. A día de hoy en nuestra sociedad parece ser que muchos se
olvidan de eso, por ejemplo cuantos chavales de las escuelas taurinas se creen
que todo les ha llegado ya solo por haber toreado una becerra…? De hecho, Sergio
no es una persona así ni mucho menos, sino al revés es una persona que además
de tener mucha educación, es un ser dotado de una gran sensibilidad y mucha clase. No estamos hablando de su clase
toreando, ya que por supuesto también lleva mucha clase arrastrando su muleta, sino
de la clase natural en la vida que está demostrando cada día, esa clase que le da
importancia a una persona. Lo demostró en Málaga este verano donde a pesar de
la rabieta que tenía por haber pinchado una gran faena, supo dedicar tiempo a
los aficionados presentes allí como este niño que le pidió sacarse unas fotos
con él.
El invierno pasado Sergio se puso en contacto conmigo preguntándome si
no me importaría echarle una mano. En un primer tiempo su llamada me sorprendió,
porque claro era la primera vez que alguien me solicito para ayudarle, pero una
vez este tiempo de sorpresa pasado y como siempre me gusta dar la cara le dije “voy
intentar ayudarte pero no te puedo prometer nada” a lo que me contesto “estoy
seguro que lo conseguirás porque lo vas hacer muy bien estoy convencido”. Desde luego aunque Sergio me había mandado
muchas fotos y videos de él, aprovechamos de un día de campo en la ganadería de
Albarreal, un día soñado para mí ya que iba a matar mi primer toro, para
hacerle una prueba con una vaca. La prueba fue todo un éxito y no por su forma
de torear sino por su forma de ser, por su forma de entender la vida, por su
forma tan respetuosa y a la vez tan sincera de hablar. Siendo los dos muy tímidos
aquel día conectamos tanto que por mí ya no había ningunas dudas más, este
chaval merecía la pena luchar por él y así se lo significo. Desde entonces he
empezado mi lucha por el, formando a su lado un binomio complementario como si
el fuese el hermano pequeño que nunca he tenido. A día de hoy sobran las
palabras para que yo entienda sus dudas, sus miedos, sus preguntas, sus
angustias o sus porque… Cuando fuimos en Salamanca para preparar los compromisos
que nos esperaban en agosto, una vez mas demostró Sergio su sensibilidad humana
natural, no hacía falta levantar la voz ni hacer unos discursos interminables,
solamente a base de miradas y de pocas palabras el resiento el mensaje que se lo enviaba y lo expresaba de una manera inigualable.
Las charlas que hemos compartido y que compartimos a diario y a veces hasta muy
tarde me hacen sentirme un privilegiado, privilegiado no solamente por ser su amigo sino por ser intimo con él, por vivir sus momentos buenos como sus
tardes de fracaso, compartir sus sonrisas como sus lagrimas en los peores
momentos…
De todos estos momentos compartidos, el que más desvela la
sensibilidad y sobre todo la grandeza de Sergio es la tarde de la semi-final
del Certamen Serranía de Ronda en Cortès de la Frontera. Aquel día no solo me
ofrezco una de sus mejores tardes de la temporada sino que además hubo el
detalle, mejor dicho el buen gusto de brindarme aquella faena. Por cierto las
palabras que me dijo aquel día no os las
puedo desvelar porque son muy personales
pero lo que si os puedo desvelar es que valieron más que todos los discursos
del mundo, fueron palabras sencillas y llenas de verdad, expresando una tal sinceridad
que me emocionaron. Ese detalle, que por muchas personas pudiera aparecer como
algo normal o sin importancia, me lleno de orgullo no por ayudar a un torero
sino por ayudar a un hombre con una H Mayúscula y con un corazón aun más grande.
Aquel día me reconforto en mi idea que ayudar a Sergio es y será una
experiencia única, y que hay que vivirla porque a una persona como Sergio, es
decir una persona de una sinceridad fuera de lo común, es muy difícil encontrarlo en la vida. Sabemos muy bien que el camino que tenemos por delante para llegar
donde queremos llegar es muy largo y lleno de trampas, es solo acordándose de dónde
venimos que podremos superarlas. Y mas que nadie Sergio es consciente de esto,
el tiene las ideas muy claras gracias a los valores de vida que le inculcaron sus
padres. Como bien dicen los maestros, antes de ser torero hay que ser un hombre… En ese sentido Sergio ya es un hombre, ahora solo le falta cumplir ese sueño de llegar a ser
torero…
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